No sé cuántos años tiene Margo Glantz. En la presentación de su libro Saña, editado por Pre-Textos, en el Colegio Mayor Rector Peset, por un par de veces oigo que tiene “ehem años”. Curiosa coquetería para quien acaba ese libro, fechado en Coyoacán, México D. F., 2003-2007, con un texto que titula “Integridad”, en el que escribe: “las cosas importantes jamás deberían permanecer inconclusas. Basta ensañarse para lograrlo”.
Cuando yo cumplí cincuenta años, hice una cinta, que titulé Long Play at March 24, 1998, en la que además del tópico rockero “Too old to rock ’n’ roll, too young to die” de Jethro Tull, y el tópico pop del final del verano “When I grow up to be a man” de Brian Wilson, en la que los coros van avanzando años “fourteen, fifteen / sixteen, seventeen / […]” y a partir de los veintitantos alternan el recuento con el lamento “Won't last forever / It’s kind of sad”, incluí la letanía de deseos (“May your wishes all come true / […] May your hands always be busy / […] May your heart always be joyful”) que Dylan resumió en “May you stay forever young”.
“Young at heart”, que le sirvió a Frank Sinatra para su retorno triunfal en 1953 a las listas de éxitos, también está, y juega con esa nostalgia de la juventud que se oculta bajo la idea consoladora de que lo importante es ser joven de corazón, todo entonces es posible, “fairy tales can come true”. Pero la canción que abría la cinta era “I’m glad I’m not young anymore”, que Maurice Chevalier cantaba en Gigi, celebrando no ser joven, por fin, como una liberación: “How lovely to sit here in the shade / With none of the woes of man and maid”.
Además habían caído en la cinta, por esa combinación de azar y necesidad que se produce como efecto del buceo en la memoria mientras se recorren con la vista y con los dedos las estanterías de discos, “Rock ’n’ roll attitude”, que Michel Berger escribió para Johnny Halliday, “Old before I die” de Robbie Williams, la tautológica “I’m older now” (much older than I was when I was young), de Jay-Jay Johanson, y, por una peripecia personal aún reciente en 1998, “Señora del mar” de Juan Perro.
La versión de Tony Bennet & Bill Evans de “Young and foolish”, seguida de “Amor de loca juventud” por Compay Segundo y sus Muchachos con Ry Cooder, dan vueltas a otra nostalgia de la juventud, la de un tiempo alocado perdido; mientras que “It was a very good year”, en versión, de nuevo, de Sinatra, recorre tiempos gozosos a la largo de toda una biografía, y Jean Gabin repasa lo que se dice saber y cómo se dice, en la juventud, “Je sais, je sais, je sais”, y a los sesenta, “Maintenant je sais, je sais qu’on ne sait jamais”.
No puedo volver a oír esa cinta, porque mi pletina Nakamichi hace tiempo que no funciona. Mi próximo cumpleaños ya serán sesenta y estaré de sabático –y no sé si hay razón o pretexto para acabar con los números redondos.
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Hace 5 años
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