jueves, 28 de marzo de 2013

Músicas en mi memoria antifranquista


Me enteré de que en España había una dictadura cuando fui a comprar un disco de Georges Brassens y la dependienta de Alejandro Soler, en voz baja, mirando hacia uno y otro lado, me dijo que estaba prohibido. No recuerdo qué año era, pero sí que guardo el disco de Brassens que me trajo mi madre de un viaje a Francia, gracias al que descubrí que había otras músicas, diferentes de las que sonaban habitualmente en la radio, o que cantábamos en el colegio, que había cantantes que hablaban de otras cosas, en canciones cuyas letras, así me lo parecieron entonces, eran como poesías, por el uso del lenguaje, por el uso de metros y formas. Sacudido por el descubrimiento, quise más y corrí en busca de otros discos como ése. Fue entonces cuando vino mi sorpresa y mi incredulidad: ¿prohibido? ¿cómo era posible? ¿y por qué me lo decían a hurtadillas?

El disco de Brassens era un EP, un disco de cuatro canciones. Puedo imaginar que, tras mi descubrimiento de que estaba prohibido, y escuchar de nuevo “Au village sans prétention / j’ai mauvaise réputation […] Je ne fais pourtant de tort à personne / En n’écoutant pas le clairon qui sonne”, a través de Brassens se me abrió el mundo de la disidencia y la singularidad.




También descubrí ese día que había una complicidad en un mundo que hasta entonces desconocía: el de aquellos que no compartían las glorias imperiales franquistas, que disentían, se oponían, luchaban por otro mundo. La dependienta de Alejandro Soler, que luego pasó a Guateque, guió mi iniciación en otras músicas que no eran las oficiales –no fue la única, claro, pero su mostrador me abrió mundos (y en él me firmó Raimon algunos años después, en 1964, su primer LP, que compré casualmente estando él allí también de compras o de visita). Comencé por músicas en francés tirando del hilo de Brassens: Jacques Brel, Léo Ferré, Jean Ferrat, Gilbert Bécaud. Brel, que decía “putain” al final de Amsterdam, y maldecía de los burgueses “les bourgeois c’est comme les cochons, plus ça devient vieux, plus ça devient bête” –o le gustaba epatarlos. Ferré, el anarquista, sin Dios ni Amo. Ferrat, el comunista. Y también Bécaud a pesar de su histrionismo y su inconsistencia, por esa Nathalie, que me fascinó por rubia, comunista y en la Plaza Roja: “La Place Rouge été vide / devant moi cheminait Nathalie / elle avait des cheveux blonde, mon guide, Nathalie”. Pero pronto también los primeros componentes de Els Setze Jutges. Recuerdo haber empezado por el EP de versiones de Brassens de Josep Maria Espinàs, no podía ser de otro modo. Detrás vendrían algunos que han dejado poca huella en mi memoria, y luego Raimon, claro está, pero, sobre todo, Francesc Pi de la Serra, que añadía el poso del blues en su música. Pero ésa es otra historia.

Tras desvelarme la existencia de una dictadura en España, la música me acompañó siempre en mi deseo de cambio. Cambio político y cambio de forma de vida, que, en la música, lo representaba el rock. Els Quatre Gats, el grupo del que formaba parte Pi de la Serra, cantaban blues y a los Beatles, no traduciendo la letra, sino cambiándola: Please, please me, la convirtieron en L’home solter. Albert García hizo lo mismo en una ocasión para el grupo Les Mans que montó con Marià Albero, del que formé parte fugazmente. Para la música de I wanna be your man escribió una letra que, más o menos, rezaba así: “tots els que aneu de cap a misa / i no sabeu perquè / tot això a mi em dona risa / i no sabeu que feu”; y, en el estribillo, “I wanna be your man” se convertía en el “aneu a fer la mà (bis)”. Qué mejor resumen de lo que fue para mí la música a mediados de los sesenta que mandar “a fer la mà” a los que van a misa, gritándolo con música de los Beatles.

(Texto para el catálogo de la exposición Memoria y vigencia de un compromiso. Universitarios contra la dictadura”, organizada por iniciativa de la Asociación para la memoria histórica universitaria, y realizada por La Nau, Vicerrectorado de Cultura e Igualdad, Universitat de València Estudi General.)

miércoles, 13 de marzo de 2013

Light my fire

“Light my fire”, es una canción de Robbie Krieger, no de Jim Morrison, incluida en el primer disco de los Doors, que se publicó en 1967.

El estribillo, “Come on baby, light my fire!”, repetido uno y otra vez, trenzado en el sonido psicodélico que Ray Manzanek sacaba de su órgano Vox Continental, llamaba a cambiar la vida, cambiar el mundo.



You know that it would be untrue
You know that I would be a liar
If I was to say to you
Girl, we couldn't get much higher

Come on baby, light my fire
Come on baby, light my fire
Try to set the night on fire

The time to hesitate is through
No time to wallow in the mire
Try now we can only lose
And our love become a funeral pyre



(También en la banda sonora de la exposición “Memoria y vigencia de un compromiso. Universitarios contra la dictadura

martes, 12 de marzo de 2013

Nathalie

En 1964 tenía yo 16 años, ¡ah, cómo me hubiera gustado ser yo quien se paseara por la plaza Roja, vacía, y que delante de mí caminara Nathalie, con sus cabellos rubios, mi guía, Nathalie! ¡Ah, cómo me hubiera gustado que fuera ella quien me explicara la Revolución de Octubre, y me enseñara la tumba de Lenín! Nathalie...



(También en la banda sonora de la exposición “Memoria y vigencia de un compromiso. Universitarios contra la dictadura

Gallo rojo, gallo negro

En mi memoria antifranquista una de las músicas fundamentales es la de la canción “Gallo negro, gallo rojo” de Chicho Sánchez Ferlosio. La escuché por primera vez en 1965 gracias a Alberto García. No lo sé con seguridad, pero tuvo que ser en la casa de sus padres en la calle Gorgos, o, quizá, en una casa a la que Alberto me llevó a una reunión, cuya dueña me la presentó como Jacinta, y sólo años después supe que su apellido era Gil. (La casa debía de estar vigilada porque a mi padre le informaron de inmediato de que yo andaba con malas compañías, y me recibió, al volver a su casa, preguntándome si no sabía dónde me había metido, qué hacía yo con esa gente “de la cáscara amarga”, pero ésa es otra historia.)

Alberto me enseñó a tocar “Gallo negro, gallo rojo” en la guitarra, y yo osé cantarla más de una vez. Así pasaba la canción de uno a otro, como su espíritu resistente: “Gallo negro, gallo negro, / gallo negro, te lo advierto: / no se rinde un gallo rojo / más que cuando está ya muerto”.

Chicho Sánchez Ferlosio la había publicado en Suecia en un disco de 25 cm con seis canciones en el que no aparecía su nombre, y en cuya contraportada se decía que el autor e intérprete era un español, cuyo nombre tenía que permanecer en el anonimato. Ésta es la portada de ese disco sueco:




En España, la canción tuvo que esperar hasta 1978 para aparecer publicada en el disco A contratiempo.









(También en la banda sonora de la exposición “Memoria y vigencia de un compromiso. Universitarios contra la dictadura

domingo, 10 de marzo de 2013

A Love Supreme

Acknowledgement” es la primera parte de A Love Supreme, y sonará en la sala de la exposición Universitarios contra la dictadura, en La Nau, Universitat de València Estudi General,  entre “The house of the rising sun”, cantada por Joan Baez, y “El pueblo unido jamás será vencido”, de Quilapayún.

Ésta es una versión en directo de 1965:



Coltrane murió en 1967 a los 40 años. Grabó A Love Supreme en 1964. Sobran más palabras, y, como dijo Samuel Beckett, “make sense who may”.



(También en la banda sonora de la exposición “Memoria y vigencia de un compromiso. Universitarios contra la dictadura

sábado, 9 de marzo de 2013

All Along The Watchtower

En 1967, Dylan parecía replegarse en su disco John Wesley Harding a territorios seguros, tradicionales, en su segunda mudanza de la piel. La primera le hizo eléctrico y psicodélico, provocó el rechazo de la ortodoxia folk y produjo tres discos que cambiaron la música rock para siempre: Bringing It All Back Home (1965), Highway 61 Revisited (1965), y Blonde On Blonde (1966). Pero Hendrix, en su disco de 1968 Electric Ladyland, agarró una de sus canciones, esta “All Along the Watchtower”, la ensartó en su guitarra eléctrica y la convirtió en un himno psicodélico.



Durante años tuve pinchada en un corcho, junto a mi mesa de trabajo, una postal con una imagen de Hendrix enroscado al mástil, vertical, de su guitarra, en la que yo había escrito un verso de “Purple Haze”: “excuse me while I kiss the sky”. Perdonadme, pues, mientras la guitarra psicodélica de Hendrix me hace que alcance a besar el cielo. 


(También en la banda sonora de la exposición “Memoria y vigencia de un compromiso. Universitarios contra la dictadura

Ni Dios ni Amo

Léo Ferré grabó “Ni Dieu ni maître”, ese emblema anarquista, en 1965,


y yo, hoy, 9 de marzo de 2013, os deseo ni dios ni amo.




(Y en Francia en 1969, Léo Ferré podía aparecer en un programa de la televisión pública cantando “Je […] vous souhaite ni Dieu ni maître”, mientras aquí, en España, Franco declaraba el estado de excepción, y yo quería ser francés.)




(Cette parole d’Evangile
Qui fait plier les imbéciles
Et qui met dans l’horreur civile
De la noblesse et puis du style
Ce cri qui n'a pas la rosette
Cette parole de prophète
Je la revendique et vous souhaite
Ni Dieu ni maître)


(También en la banda sonora de la exposición “Memoria y vigencia de un compromiso. Universitarios contra la dictadura

viernes, 8 de marzo de 2013

Fishin’ Blues

Durante años, mi disco de blues de cabecera fue Recycling The Blues & Other Related Stuff, que Taj Mahal publicó en 1972.


Antes ya había desgastado de tanto uso los dos que publicó en 1968, el que fue su primer disco, homónimo, y The Natch’l Blues. Nunca había asistido a un concierto suyo hasta que en 2008, estando de visita en Princeton, y teniendo dos entradas para ir a ver Don Giovanni en el Metropolitan, me enteré de que Taj Mahal actuaba en el  B. B. King Blues Club & Grill. Abandoné a Mozart por Taj Mahal, como cuento en otra entrada de este blog (me-mr-taj-mahal).

Para la exposición Manuel Granell y yo escogimos una canción que grabó por primera vez en 1969 en el disco Giant Step / De Ole Folks at Home, que ha vuelto a grabar en muchas ocasiones y no ha dejado de tocar en directo: este blues de la pesca.


Pues sí, vamos de pesca, a ritmo de blues, con Taj Mahal, todo el tiempo, sí.

(Betcha' goin' fishin' all o' da' time / Baby goin' fishin' too...)



(También en la banda sonora de la exposición “Memoria y vigencia de un compromiso. Universitarios contra la dictadura

jueves, 7 de marzo de 2013

We’re Going Wrong

Cream publicó su segundo disco, Disreali Gears, en noviembre de 1967. “We’re going wrong”, está en la cara B de este disco y, aunque no es la más famosa (“Strange brew” o “Sunshine of your love”, se llevan quizá la palma de la fama), es la que más veces me he descubierto tarareando desde que la escuché por primera vez en el mismo año 1967 en que llegó el disco a mis manos –traído, cómo no, del extranjero–, el mismo día en que había participado en un encierro en el edificio de la Universidad de Valencia en la calle de la Nave.

En esos años, mi deseo de cambiar el mundo estaba estrechamente ligado al cambio personal. Más aún, sin un cambio en las personas no me parecía posible que el mundo pudiera “cambiar de base”. Jack Bruce me decía en esta canción que se acababa de dar cuenta de que vamos por mal camino, y me pedía que abriera la mente, entre la guitarra psicodélica de Eric Clapton y los tambores africanos de Ginger Baker.
 


Buen himno, todavía hoy: 

Please open your eyes.
Try to realize.
I found out today we’re going wrong,
We’re going wrong.

Please open your mind.
See what you can find.
I found out today we’re going wrong,
We’re going wrong.

We’re going wrong.
We’re going wrong.
We’re going wrong.


(También en la banda sonora de la exposición “Memoria y vigencia de un compromiso. Universitarios contra la dictadura

miércoles, 6 de marzo de 2013

El soldado universal

“The Universal Soldier” es una canción compuesta por la canadiense Buffy Sainte-Marie y grabada por ella en 1964, cuya versión de 1965 por Donovan se convirtió en un himno contra la guerra.




Buffy Sainte-Marie llamaba al compromiso individual, a no escurrir el bulto, a no decir que uno no es responsable, que los responsables son los que tienen el poder: cada uno de nosotros somos el soldado universal, y sin ese soldado universal “César se hubiera quedado solo”. Aún más, quien ordena ir a la guerra al soldado universal no es quien tiene el poder, “Sus órdenes ya no llegan desde lejos / Vienen de todas partes y de ti y de mí”.
Así la traduje para el artículo “Vida en tiempo de guerra / Rock en tiempo de guerra”, que publiqué en 1991 en el número 71 de Rockdelux, durante la primera guerra del Golfo:
Mide metro y medio y mide un metro noventa
Lucha con misiles y con lanzas
Tiene treinta y un años cumplidos y sólo tiene diecisiete
Ha sido soldado durante un milenio
Es católico, hindú, ateo, jainista
Budista y baptista y judío
Y sabe que no debería matar
Y sabe que siempre te matará
Por mí, amigo mío, y a mí por ti
Y lucha por Canadá
Lucha por Francia
Lucha por los Estados Unidos
Y lucha por los rusos
Y lucha por Japón
Y piensa que así podemos acabar con la guerra
Y lucha por la democracia
Lucha por los rojos
Dice que lo hace por la paz para todos
Es él quien debe decidir
Quién ha de vivir y quién ha de morir
Y nunca ve lo que está escrito en los muros
Pero sin él ¿cómo hubiera Hitler
Condenado a alguien a Dachau?
Sin él, César se hubiera quedado solo
Es él quien da su cuerpo
Como arma para la guerra
Y sin él toda esta matanza no puede continuar
Es el soldado universal
Y, de verdad, hay que culparle a él
Sus órdenes ya no llegan desde lejos
Vienen de todas partes y de ti y de mí
Y, hermanos, ¿no lo veis?
No es ésta la manera de acabar con la guerra


(También en la banda sonora de la exposición “Memoria y vigencia de un compromiso. Universitarios contra la dictadura

Súplica para ser enterrado en la playa de Sète


[…]
Vous envierez un peu l’éternel estivant,
Qui fait du pédalo sur la plage en rêvant,
Qui passe sa mort en vacances.




(También en la banda sonora de la exposición “Memoria y vigencia de un compromiso. Universitarios contra la dictadura
(http://www.uv.es/cultura/c/docs/expuniversitariosdictadura13cast.htm).

martes, 5 de marzo de 2013

La mala reputación

“Me enteré de que en España había una dictadura cuando fui a comprar un disco de Georges Brassens y la dependienta de Alejandro Soler, en voz baja, mirando hacia uno y otro lado, me dijo que estaba prohibido.” Así empieza el texto “Músicas en nuestra memoria antifranquista”, que he escrito al alimón con Manuel Granell para la exposición “Memoria y vigencia de un compromiso. Universitarios contra la dictadura” (http://www.uv.es/cultura/c/docs/expuniversitariosdictadura13cast.htm).

“La mauvaise réputation” es la canción que da título al primer disco publicado por Georges Brassens en 1952 (un disco de 25 cm, formato usual en esa época, en el que aparecieron las primeras canciones de Brassens, de Jacques Brel, de Jean Ferrat, de Serge Gainsbourg). 




Paco Ibáñez la tradujo al castellano y la cantó a menudo, y el propio Brassens la cantó en castellano en su traducción.



Agustín García Calvo también la tradujo al castellano, mejor y a su manera. Antonio Selfa canta la versión de Agustín García Calvo.




“La mauvaise réputation” es un canto a la disidencia, que me acompaña desde que lo escuché por primera vez hace ya casi cincuenta años. Cito las dos primeras estrofas, en la traducción de García Calvo:

En el pueblo yo, con perdón,
tengo mala reputación:
que me mueva o quieto me esté
paso por un qué sé yo qué.
Y eso que no sé
que a nadie le dañe
que yo a mi manera
me las apañe.

Pero es que ellos no quieren que
ande uno por donde le dé:
no, jamás te perdonarán
si no vas por donde ellos van.

Què volen aquesta gent?

“Què volen aquesta gent?” canción de Maria del Mar Bonet, con letra de Lluís Serrahima, no podía faltar en la selección para la exposición “Memoria y vigencia de un compromiso. Universitarios contra la dictadura” https://www.facebook.com/MemoriaUniversitat?fref=ts



Es un error frecuente afirmar que esta canción fue escrita a propósito de la muerte de Enrique Ruano, en realidad está escrita en 1968 a raíz de la muerte de Rafael Guijarro. 
Sin embargo, en la memoria colectiva antifranquista quedó pronto ligada a la muerte, algo posterior, de Enrique Ruano.

Enrique Ruano nació en 1948, el mismo año que yo, y murió el 20 de enero de 1969, supuestamente se cayó desde una ventana mientras estaba en manos de la Brigada Política Social. Cuatro días después se declaró el estado de excepción. A casa de mis padres vinieron a detenerme esa misma noche.


(En  http://ca.wikipedia.org/wiki/Què_volen_aquesta_gent%3F
y
http://www.publico.es/espana/192071/la-muerte-que-levanto-a-los-estudiantes-contra-la-dictadura
hay información sobre la canción y sobre la muerte de Enrique Ruano.)



Helena, desenganya’t

El próximo miércoles 13 se inaugura en La Nau la exposición "Memoria y vigencia de un compromiso. Universitarios contra la dictadura" (https://www.facebook.com/MemoriaUniversitat?fref=ts), para la que he seleccionado, junto con Manuel Granell, unas cuantas canciones, que sonarán en la sala. “Helena, desenganya't" es una de ellas.


Pau Riba le dice a Helena que no se equivoque, que los dioses son los padres (en el folleto interior, la letra decía "els reis són els pares", una errata o quién sabe, porque el folleto también contenía un texto de la editora, Concèntric, que es toda una perla. Pau Riba osó escribir que el disco lo dedicaba a los únicos dos familiares salvables de su familia, y, ¡oh pecado de lesa patria!, ninguno de ellos era Carles Riba, y osó terminar la dedicatoria con un "m'en vaig i abandono aquesta pobra bruta trista dissortada pàtria". Concèntric no censuró el texto de Pau Riba, pero lo acompañó de un comentario, que lo rebatía punto por punto. ¡Ay las patrias!)