Buffy Sainte-Marie llamaba al compromiso individual, a no escurrir el bulto, a no decir que uno no es responsable, que los responsables son los que tienen el poder: cada uno de nosotros somos el soldado universal, y sin ese soldado universal “César se hubiera quedado solo”. Aún más, quien ordena ir a la guerra al soldado universal no es quien tiene el poder, “Sus órdenes ya no llegan desde lejos / Vienen de todas partes y de ti y de mí”.
Así la traduje para el artículo “Vida en tiempo de guerra / Rock en tiempo de guerra”, que publiqué en 1991 en el número 71 de Rockdelux, durante la primera guerra del Golfo:
Mide
metro y medio y mide un metro noventa
Lucha con
misiles y con lanzas
Tiene
treinta y un años cumplidos y sólo tiene diecisiete
Ha sido
soldado durante un milenio
Es católico,
hindú, ateo, jainista
Budista y
baptista y judío
Y sabe que
no debería matar
Y sabe que
siempre te matará
Por mí,
amigo mío, y a mí por ti
Y lucha por
Canadá
Lucha por
Francia
Lucha por
los Estados Unidos
Y lucha por
los rusos
Y lucha por
Japón
Y piensa que
así podemos acabar con la guerra
Y lucha por
la democracia
Lucha por
los rojos
Dice que lo
hace por la paz para todos
Es él quien
debe decidir
Quién ha de
vivir y quién ha de morir
Y nunca ve
lo que está escrito en los muros
Pero sin él
¿cómo hubiera Hitler
Condenado a
alguien a Dachau?
Sin él,
César se hubiera quedado solo
Es él quien
da su cuerpo
Como arma
para la guerra
Y sin él
toda esta matanza no puede continuar
Es el
soldado universal
Y, de
verdad, hay que culparle a él
Sus órdenes
ya no llegan desde lejos
Vienen de
todas partes y de ti y de mí
Y, hermanos,
¿no lo veis?
No es ésta la manera de acabar con la guerra
(También en la banda sonora de la exposición “Memoria y vigencia de un compromiso. Universitarios contra la dictadura
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