jueves, 4 de noviembre de 2010

delirios colectivos: religión, nación

En algún sitio, Robert Pirsig, el autor de Zen y el arte del mantenimiento de la motocicleta, escribió: “Cuando una persona padece de delirio, a eso se le llama locura. Cuando muchas personas padecen de delirio, a eso se le llama religión.” O nación, añadiría yo, dos pestes que asuelan el mundo.

Y recuerdo que Antoni Casas Ros invita a pensar en Enigma que “Dieu à besoin d’un peu de violence. C’est peut-être la seul raison pour laquelle la planète sombre dans le meurtre, la guerre, la famine : pour faire plaisir à Dieu. Tu y as déjà pensé ?”

Afortunadamente, su representante en la tierra, B-16, como lo llama Maruja Torres en su deslenguado artículo de El País “Mi Papa”, ni siquiera es un B-52, hacen falta tres y un cuarto B-16 para hacer un B-52: es un papilla.

Nosotros, las gentes sin patria ni religión, nos reímos. Se pongan como se pongan en su delirio, religión y nación, Dieu n’est pas sur la photo, que diría Jordi Bonells.

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